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Adriana Salgueiro y el día más triste de su vida: “Fui a la iglesia a cancelar el turno de mi casamiento”

Si bien lleva 24 años al lado de Alejandro Arellano, Adriana Salgueiro (64) sigue fantaseando con el vestido blanco y con dar el sí frente al hombre de su vida. Su sueño estuvo a punto de concretarse: Arellano la sorprendió con una inesperada propuesta de casamiento y hasta reservaron la fecha en la Iglesia de San Benito. Pero todo se vino abajo cuando debieron cancelar la boda y la actriz, en primera persona, relató a Pronto cómo fue el día más triste de su vida.

Pero antes contó cómo fue que surgió la idea de casarse. "Fue una charla que nosotros tuvimos con Alejandro y que no sabemos realmente cómo se filtró porque la idea original era poner en orden los papeles. No es que pensábamos en la fiesta, en el vestido blanco y todo el rito. Pero como tampoco queremos que sea solamente un trámite administrativo, fue una charla que tuvimos con Alejandro y veremos bien cómo lo concretamos si es que la concretamos. Está ahí dando vueltas así que veremos qué pasa", sostuvo la actriz que actualmente protagoniza la comedia La chica del sombrero rosa, en el Teatro La Casona.

-¿Entonces no hay una fecha concreta?

-No, nada más lejano que eso. ¡No! Está la idea pero en realidad siempre estuvo dando vueltas. Por otro lado, también hay una cosa: estuvimos 24 años así y podemos seguir así de bien tranquilamente también. Me da un poco de miedo cambiar este estado y que un papel modifique todo. Esa es la verdad. He tenido casos alrededor que ha pasado: estaban perfectos, se casaron y se separaron. Aparte es real que a mí un papel no me cambia nada.

-¿Entonces por qué se casarían?

-Porque en la charla que tuvimos seriamente con Alejandro y de acuerdo con la vida que se está viviendo hoy en día con la pandemia y demás, coincidimos en que cuanto más prolijas y ordenadas tengamos las cosas, siempre es mejor. Por supuesto que con ese orden no es que estamos llamando a la desgracia, por favor, pero sería más fácil todo. No me gusta mucho hablar de este tema porque me angustia.

-¿Por qué no te gusta tocar este tema?

-Porque no es que estamos planificando una súper fiesta para cuando abra todo y yo me vista de blanco y entre a la Iglesia… No pasa por ahí la conversación que nosotros hemos tenido. Entonces, me da un poquito de dolor de estómago pensar por qué decidimos casarnos. Si bien los dos queremos hacerlo porque es algo lindo y nos elegimos todos los días, el trasfondo por el que tocamos el tema y la posibilidad de que uno falte, no está tan bueno.

-¿Es cierto que tuvieron una fecha que cancelaron?

-Sí. Nos íbamos a casar el 7 de junio de hace 4 años atrás. Alejandro me trajo como regalo de aniversario un sobre y yo pensé que era un voucher para un viaje. En ese sobre estaba el logotipo de la Iglesia de San Benito, de la cual somos devotos los dos, con la fecha del 7 de junio a las 20.30. Ese iba a ser el día de nuestro casamiento y para mí fue una súper sorpresa. Nunca en la vida me hubiera imaginado eso y quedé helada.

-¿Te gustó la idea?

-¡Me encantó! Pero estábamos en enero, en plena temporada de teatro y viste que nuestro trabajo es muy especial; es como un electrocardiograma, con momentos en los que tenés muchísimo y otros en los que no tenés nada. En ese momento estábamos trabajando muchísimo los dos, los preparativos de un casamiento no eran una pavada y tampoco queríamos que fuera un trámite administrativo. Entonces, nos dimos cuenta de que no estábamos llegando con los tiempos.

-¿Y no pidieron ayuda?

-No. Tampoco nos dio por llamar a una wedding planner para que hiciera todo y nosotros ese día caer como invitados. No queremos eso. Queremos involucrarnos en todo el armado y por eso dijimos: “Ahora nos vamos a ir de gira, dejémoslo y lo armamos bien cuando tengamos tiempo”. ¿Qué pasó? Cayó la pandemia y se clausuró todo. El momento más doloroso fue tener que ir a la iglesia y suspender la fecha. Fuimos los dos a decir que íbamos a posponer la fecha porque no podíamos en ese momento cumplir con todo lo que queríamos.

-¿Por qué sos devota de San Benito?

-San Benito fue entrando a mi vida a través de diferentes historias. Arranqué mirando las medallitas, que me parecían divinas, luego me puse a investigar el significado de cada palabra de la medalla de San Benito; encima da la casualidad que vivo a cuatro cuadras de la Iglesia de San Benito y con Alejandro vamos todas las semanas a misa allí. Como si esto fuera poco, vivo sobre la calle San Benito y mi padre, además, se llamaba Benito. Y como si esto fuera poco, mi hijo de cuatro patas también se llama Benito. Es un nombre que estuvo signado siempre a mi vida. Además, en la capilla encuentro una paz y un espacio que me hace bien. Con mi pareja vamos seguido a agradecer, no a la iglesia sino a la capilla de San Benito. Siempre acudimos a él.

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