“Cómprate una bicicleta, gorda”: tucumana denunció que fue estafada e insultada por un taxista
Una tucumana denunció haber sido estafada e insultada por un taxista, en medio de la circulación reducida de los colectivos.
“Subí al taxi porque necesitaba llegar rápido a mi casa ya que a las dos horas tenía que volver al trabajo. No terminé de poner un pie en el auto y ya había prendido el reloj. Casi siempre viajo en taxi y sé lo que pago siempre: más de $180 no”, relató la pasajera.
“Empezó a marcar el reloj y le consulté al taxista si él llevaba Tarifa 2 porque marcaba cada media cuadra. Y el taxista se exaltó y me dijo. ‘Eso no hago yo’. Seguí callada y me preguntó cuánto pago mayormente hasta el destino y le dije lo que anteriormente te comenté: 180 pesos”.
Las sospechas de la mujer crecieron mientras el viaje continuaba y las cuadras parecían hacerse cada vez más lentas: “El taxista ponía la mano sobre el asiento del acompañante para que yo no le mire el reloj. Y cuando bajé me cobró $ 220. Ahí le digo: ‘Usted me está estafando porque yo no pago esto. Tal vez le sirva para remedios. Pero quédese tranquilo…’. Y ahí fue que me empezó a decir: ‘Andá, gorda, a comprarte una bicicleta’”.
“En realidad, eso no me afectó. Sino me molestó la actitud de él porque hoy me tocó a mí, pero habrá otro día que una persona vuelva a toparse con este hombre y le cobre más de lo de siempre. ¿Y qué pasa sin ese momento no tienen? No me sentí mal porque supe defenderme de lo que me decía, pero habrá alguien que no”.
“Subí al taxi porque necesitaba llegar rápido a mi casa ya que a las dos horas tenía que volver al trabajo. No terminé de poner un pie en el auto y ya había prendido el reloj. Casi siempre viajo en taxi y sé lo que pago siempre: más de $180 no”, relató la pasajera.
“Empezó a marcar el reloj y le consulté al taxista si él llevaba Tarifa 2 porque marcaba cada media cuadra. Y el taxista se exaltó y me dijo. ‘Eso no hago yo’. Seguí callada y me preguntó cuánto pago mayormente hasta el destino y le dije lo que anteriormente te comenté: 180 pesos”.
Las sospechas de la mujer crecieron mientras el viaje continuaba y las cuadras parecían hacerse cada vez más lentas: “El taxista ponía la mano sobre el asiento del acompañante para que yo no le mire el reloj. Y cuando bajé me cobró $ 220. Ahí le digo: ‘Usted me está estafando porque yo no pago esto. Tal vez le sirva para remedios. Pero quédese tranquilo…’. Y ahí fue que me empezó a decir: ‘Andá, gorda, a comprarte una bicicleta’”.
“En realidad, eso no me afectó. Sino me molestó la actitud de él porque hoy me tocó a mí, pero habrá otro día que una persona vuelva a toparse con este hombre y le cobre más de lo de siempre. ¿Y qué pasa sin ese momento no tienen? No me sentí mal porque supe defenderme de lo que me decía, pero habrá alguien que no”.
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