El Covid19 provoca Caída del cabello en mujeres
"Pasé el COVID-19 en abril. Ahora, se me empezó a caer el pelo a puñados. En unas semanas, la colita me sale mucho más fina que antes. La verdad, estoy muy agobiada", se desahoga una vecina tras el barbijo y manteniendo la distancia social.
“Tengo un colega en la oficina que está igual. ¿El bicho este no se detiene incluso cuando ya no lo tenés en el cuerpo?”, se pregunta.
No son dos casos aislados. Los tricólogos -dermatólogos especializados en cabello- vienen observando un aumento de los casos de personas que tuvieron coronavirus y, al cabo de dos o tres meses, empiezan a perder el pelo.
“Es una caída extremadamente escandalosa. Las pacientes que lo sufren vienen muy alarmadas porque piensan que van a perder todo su pelo en cuestión de semanas”, explica el doctor David Saceda Corralo, dermatólogo y tricólogo en el Grupo de Dermatología Pedro Jaén.
Habla de las pacientes porque son en su mayoría ellas quienes más lo sufren. Y porque al tener el pelo más largo, los mechones que se caen son más grandes, y también, más alarmantes. El patrón de caída es conocido por los dermatólogos como efluvio telógeno, cuando se cae por mucho estrés.
“Normalmente aparece de forma secundaria a procesos como un parto, una operación quirúrgica o una enfermedad. En este caso, el COVID-19. Se manifiesta en forma de caída muy llamativa en la ducha, almohada o cepillado. En muy poco tiempo se pierde un volumen considerable de melena, pero no conduce a una calvicie definitiva”, tranquiliza.
En otras palabras: se cae mucho y en poco tiempo. Luego, se detiene y vuelve a salir cabello nuevo con normalidad. Lo malo es que ese período de caída descontrolada e inevitable (los pelos ya están muertos y se van a caer de todas formas) es muy angustiosa. Mucho más en personas que acaban de superar una enfermedad tan devastadora como el coronavirus y pueden estar emocionalmente vulnerables.
Que suceda a los tres meses de haber pasado la enfermedad no es casual. Es el tiempo que pasa desde que el cabello muere en el folículo piloso -coincidiendo con el momento álgido de la enfermedad- hasta que se desprende por completo. Quienes están perdiendo ahora el pelo se contagiaron en abril.
“Normalmente, este tipo de caída del cabello aparece fundamentalmente en mujeres porque son las que más sufren algunos problemas que lo causan, como cambios hormonales, partos o bajadas de hierro", describe.
Y continúa: "Es muy curioso, pero esta caída por COVID-19 también la estamos viendo en varones. Personalmente, nunca había visto tantos casos de efluvio telógeno en hombres. Es lógico: el virus no entiende de sexo ni edades”.
El SARS-CoV-2 no solo afectó al cabello de los que lo padecieron. También tuvo consecuencias indirectas en los que no dieron positivo. Sin dudas, este 2020 pasará a la historia como uno de los más duros de nuestras vidas. También, de los más estresantes.
Con un enemigo invisible ahí fuera llevándose a personas a diario, obligados a confinarnos en casa durante meses, a extremar la higiene, a permanecer alejados de los nuestros, teletrabajando o viendo cómo nuestros trabajos se volatilizaban, lo que en abril se aventuraba como una posible plaga de caída de cabello por estrés, se convirtió en una realidad: personas que no cursaron el coronavirus y que están perdiendo el pelo.
“Es absolutamente impresionante la cantidad de pacientes -sobre todo, mujeres- que estamos recibiendo con efluvio telógeno agudo. Lo importante: evoluciona muy bien a medio plazo”, explicaba el dermatólogo Sergio Vañó, director de la unidad de alopecia del Hospital Ramón y Cajal y en el Grupo Pedro Jaén, desde su cuenta de Twitter.
En otro tuit ilustraba el motivo de alarma con una foto de los mechones caídos al lavar el cabello de una de sus pacientes. “Esta cantidad tan llamativa entra dentro de lo normal en este proceso, que tiene un pronóstico muy bueno”, tranquilizaba después de dejarnos mal con la imagen.
“Tengo un colega en la oficina que está igual. ¿El bicho este no se detiene incluso cuando ya no lo tenés en el cuerpo?”, se pregunta.
No son dos casos aislados. Los tricólogos -dermatólogos especializados en cabello- vienen observando un aumento de los casos de personas que tuvieron coronavirus y, al cabo de dos o tres meses, empiezan a perder el pelo.
“Es una caída extremadamente escandalosa. Las pacientes que lo sufren vienen muy alarmadas porque piensan que van a perder todo su pelo en cuestión de semanas”, explica el doctor David Saceda Corralo, dermatólogo y tricólogo en el Grupo de Dermatología Pedro Jaén.
Habla de las pacientes porque son en su mayoría ellas quienes más lo sufren. Y porque al tener el pelo más largo, los mechones que se caen son más grandes, y también, más alarmantes. El patrón de caída es conocido por los dermatólogos como efluvio telógeno, cuando se cae por mucho estrés.
“Normalmente aparece de forma secundaria a procesos como un parto, una operación quirúrgica o una enfermedad. En este caso, el COVID-19. Se manifiesta en forma de caída muy llamativa en la ducha, almohada o cepillado. En muy poco tiempo se pierde un volumen considerable de melena, pero no conduce a una calvicie definitiva”, tranquiliza.
En otras palabras: se cae mucho y en poco tiempo. Luego, se detiene y vuelve a salir cabello nuevo con normalidad. Lo malo es que ese período de caída descontrolada e inevitable (los pelos ya están muertos y se van a caer de todas formas) es muy angustiosa. Mucho más en personas que acaban de superar una enfermedad tan devastadora como el coronavirus y pueden estar emocionalmente vulnerables.
Que suceda a los tres meses de haber pasado la enfermedad no es casual. Es el tiempo que pasa desde que el cabello muere en el folículo piloso -coincidiendo con el momento álgido de la enfermedad- hasta que se desprende por completo. Quienes están perdiendo ahora el pelo se contagiaron en abril.
“Normalmente, este tipo de caída del cabello aparece fundamentalmente en mujeres porque son las que más sufren algunos problemas que lo causan, como cambios hormonales, partos o bajadas de hierro", describe.
Y continúa: "Es muy curioso, pero esta caída por COVID-19 también la estamos viendo en varones. Personalmente, nunca había visto tantos casos de efluvio telógeno en hombres. Es lógico: el virus no entiende de sexo ni edades”.
El SARS-CoV-2 no solo afectó al cabello de los que lo padecieron. También tuvo consecuencias indirectas en los que no dieron positivo. Sin dudas, este 2020 pasará a la historia como uno de los más duros de nuestras vidas. También, de los más estresantes.
Con un enemigo invisible ahí fuera llevándose a personas a diario, obligados a confinarnos en casa durante meses, a extremar la higiene, a permanecer alejados de los nuestros, teletrabajando o viendo cómo nuestros trabajos se volatilizaban, lo que en abril se aventuraba como una posible plaga de caída de cabello por estrés, se convirtió en una realidad: personas que no cursaron el coronavirus y que están perdiendo el pelo.
“Es absolutamente impresionante la cantidad de pacientes -sobre todo, mujeres- que estamos recibiendo con efluvio telógeno agudo. Lo importante: evoluciona muy bien a medio plazo”, explicaba el dermatólogo Sergio Vañó, director de la unidad de alopecia del Hospital Ramón y Cajal y en el Grupo Pedro Jaén, desde su cuenta de Twitter.
En otro tuit ilustraba el motivo de alarma con una foto de los mechones caídos al lavar el cabello de una de sus pacientes. “Esta cantidad tan llamativa entra dentro de lo normal en este proceso, que tiene un pronóstico muy bueno”, tranquilizaba después de dejarnos mal con la imagen.
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