Prohibido gritar en las montañas rusas de Japón
El coronavirus es el enemigo público número uno en estos momentos. Con más de 12,2 millones de personas contagiadas con COVID-19, nos enfrentamos a una gran pandemia. Pero la vida sigue y parece que no podemos estar confinados hasta que encuentren una vacuna. Por eso, como hay que vivir la vida, cuando los parque de atracciones volvieron a abrir en mayo, pidieron a sus visitantes que evitaran gritar. O, lo que es lo mismo, que ni se les ocurra abrir la boca, pero ¿por qué?
Ya sabemos que el coronavirus se transmite a través de pequeñas gotículas de saliva que salen despedidas de nuestra boca al toser, estornudar o, incluso, al gritar. De ahí pueden entrar en las mucosas, ojos o bocas de otras personas o pueden quedar suspendidas en el aire durante unos segundos. Y este es el motivo por el que se ha pedido a los visitantes de los parques de atracciones que no griten. Puesto que al hacerlo, desprenden gotículas y, si están contagiados, podrían infectar a otros visitantes.
No obstante, parece que no es fácil para todo el mundo. Es más, en Fuji-Q Highland, un parque de diversiones al oeste de Tokio, han tenido que publicar un vídeo pidiendo a sus visitantes que griten para dentro cuando se monten en sus atracciones, según publica IFLScience.
En el vídeo se ve que, aunque es muy difícil aguantar las ganas de gritar, incluso Daisuke Iwata, CEO de Fuji-Q, y Koichiro Horiuchi, jefe del parque, son capaces de hacerlo. Además, llevan mascarillas durante todo el trayecto de la montaña rusa. Esto se debe a que la distancia física entre ambos es menor a la recomendada de dos metros y así se evitan contagios por coronavirus.
Si ellos dos han podido terminar el trayecto de la montaña rusa sin gritar y con la mascarilla puesta, cualquiera puede hacerlo. La mejor manera de evitar más contagios de COVID-19 es respetar las normas. Es decir, usar mascarilla en lugares concurridos o cuando no se pueda respetar la distancia de seguridad. También lavarse las manos con agua y jabón continuamente. Y, si es posible, mantener el menor número de contactos, al menos durante un tiempo.
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